Los nuevos concejales recibieron las insignias correspondientes de manos del señor Coll y Pujol y enseguida se leyó la Real orden nombrando Alcalde de Barcelona al Excmo. señor don Manuel Porcar i Tió. Todos, los concejales pusiéronse en pie, el señor Coll y Pujol cedió la presidencia al nuevo Alcalde, estrechando muy afectuosamente su mano, como lo había hecho con todos los nuevos concejales, y los señores Camprodón, Heredia y Furnó salieron acompañando a los que cesaban en sus cargos, para despedirles como era debido.
El señor Porcar y Tió dirigió inmediatamente la palabra al Consistorio.
Mostróse profundamente reconocido a la confianza que el Gobierno de S. M. acababa de dispensarle, honrándole con la presidencia del Ayuntamiento. Tributó un sentido elogio al Excmo. señor don Juan Coll y Pujol, al reconocer una vez más las altas cualidades que le adornan y que ha evidenciado siempre en el desempeño del cargo de Alcalde. Dijo el señor Porcar que no posee méritos para ocupar el sillón presidencial, pero que en cambio á nadie cede en amor á Barcelona, en donde tiene familia, intereses y profundas amistades. Añadió que confiaba en la benevolencia de sus compañeros de Consistorio, y que estaba seguro de contar con la firme voluntad de todos para dar impulso á las mejoras públicas y lograr la mayor perfección en los servicios. Fijóse el señor Porcar particularmente en la reforma interior de Barcelona, en la elevación de aguas de Moncada y aumento del caudal de las mismas, en la cuestión sanitaria y en otras muy importantes que interesa atender un día y otro dia, y terminó expresando su convicción de que todos los concejales, á quienes él será el primero en dar el ejemplo, sabrán prescindir de sus opiniones políticas y no tendrán en el Ayuntamiento otra mira que velar por los grandes intereses de Barcelona.
El sentido discurso del señor Porcar y Tió fué recibido con señaladas muestras de aprobación.